martes, 24 de julio de 2012

Un balance de la sanidad entre 2008 y 2012 (datos para poder opinar en las tertulias con fundamento)


La semana pasada proponía un Breve balance de situación del Estado de Bienestar español (datos para poder opinar en las tertulias con un poco de fundamento) y me comprometía a profundizar en esos datos política por política. Empiezo hoy con la sanidad (aunque no me resisto a recordar que se estima que gastaremos 212.000 millones de euros en sanear la banca mientras que el último recorte de Rajoy es de 65.000 millones ¡imaginen lo que podría hacerse en educación o sanidad con la primera cifra!).

A pesar de que la mayoría de los españoles habría afirmado que el sistema sanitario (SNS) era de cobertura universal, lo cierto es que no alcanzó tal naturaleza hasta julio de 2011 en la Ley General de Salud Pública, mediante la que el Gobierno de Zapatero con el apoyo del arco parlamentario reconoció la protección sanitaria a los 200.000 ciudadanos (alrededor de un 0,5 de la población) que carecían de ella, entre ellos desempleados sin prestación y profesionales autónomos. Sin embargo, ésta parece haber sido la última buena noticia en el sector.

Tanto el Gobierno Central como la mayoría de las C. Autónomas (CCAA) han actuado sobre la sanidad estos años. Un primer conjunto de medidas ha pretendido reducir nuestro abultado gasto farmacéutico que es uno de los mayores del mundo (OCDE 2011). Como reconoce la Ministra de Sanidad, uno de cada 4 euros en sanidad se gasta en farmacia y representa la causa principal de la deuda sanitaria española (recuérdese, sin embargo, que el peso de la sanidad en el conjunto del PIB español es menor que el de los países de nuestro entorno y a pesar de ello tenemos un sistema sanitario eficaz y eficiente a juicio de la Organización Mundial de la Salud y los ciudadanos (datos del Eurobarómetro). Estos datos en gráficos se pueden ver más abajo.

El gasto farmacéutico tiene un fuerte impacto redistributivo y por ello las actuaciones sobre él no deben considerarse marginales. En 2010, el Gobierno del PSOE trató de contener este gasto mediante la aprobación de varias medidas como la obligación de recetar por principio activo o la imposición de rebaja de precios a la industria farmacéutica. Estas medidas, que preveían alrededor de 5.000 millones de euros de ahorro, no fueron sin embargo eficaces, debido entre otras razones a la enorme presión de la Industria Farmacéutica.

Ya con el Gobierno del PP, el RDL 16/2012 de 20 de abril, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del SNS y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones contiene más iniciativas destinadas a conseguir más el primer objetivo que menciona, a través del ahorro de unos 7.000 millones de euros, que el segundo. Estas medidas pueden calificarse de un recorte claro que tendrá un impacto serio en la ciudadanía. En lo que se refiere al gasto en farmacia, la norma apuesta por un incremento del copago farmacéutico para los trabajadores activos (entre un 40 y un 60% del precio según su renta), introduce el copago a  los pensionistas (entre 8 y 60 euros al mes según la renta), deja de financiar 456 medicamentos y parte de otros productos farmacéuticos como prótesis, productos dietéticos y el transporte en ambulancia para casos no urgentes. Según algunos cálculos el gasto farmacéutico sufragado por los pacientes se doblará, pasando del 6 % actual a  un 12% y, lo peor es que en algunos casos es probable que el gasto aumente porque los pacientes presionarán para que se les receten fármacos financiados.

Más allá del gasto farmacéutico, en esta norma se excluye de la asistencia sanitaria a la población inmigrantes de más de 18 años en situación irregular, teniendo únicamente acceso a las urgencias en casos de enfermedad grave o accidente y en asistencia al embarazo, parto y postparto. El Gobierno tuvo que corregir la exclusión de algunos colectivos concretos que con la norma mencionada quedaban sorprendentemente sin protección (como los mayores de 26 años que no hubieran cotizado y no pudieran demostrar la falta de recursos). Aún así, hoy están protegidos todos los que residan legalmente en España salvo los que no han cotizado antes y tengan rentas inferiores a 100.000 euros. Todas esas exclusiones no dejan de ser llamativas y muy preocupantes en un país donde se supone que la sanidad es universal.

El País Vasco, por ejemplo, ha asegurado mediante norma (Decreto 114/2012, sobre el régimen de  las prestaciones sanitarias del SNS en el ámbito de la CA Euskadi) la cobertura de toda la población residente en la CA incluidos inmigrantes en situación irregular y la no aplicación de los copagos farmacéuticos o la exclusión de medicamentos. Pero lo cierto es que la mayoría de las CCAA han anunciado todo tipo de recortes (personal, prestaciones, horarios de atención o cobertura), tasas (ej. de renovación o extravío de la tarjeta sanitaria) y copagos (ej. el céntimo sanitario), importantes privatizaciones que aunque pueden disimular la deuda los primeros años, a medio plazo aumentarán el gasto sanitario (ver Pollock, Hellowelly) y otros cambios significativos y graves como la alteración de los criterios de planificación sanitaria en el caso de Madrid.
 
En la práctica y para finalizar, los recortes en este ámbito alteran el caracter univerasl de la sanidad, con bastante seguridad conducirán a la existencia de varios modelos sanitarios no solo entre los ciudadanos de distintas CCAA sino también entre los de diferente nivel de renta y modificarán muy a la baja la capacidad redistributiva del gasto sanitario, lo que hará que aumente la desigualdad (recuérdese que España es uno de los países con más desigualdad) y la pobreza (también estamos entre los campeones de la pobreza como vimos en la entrafa anterior). Posiblemente ello supondrá un deterioro de la calidad objetiva y de la calidad percibida de nuestro sistema sanitario, que hasta ahora estaba situado entre los mejores del mundo (ver gráficos abajo) y, lo peor de todo, un deterioro de la salud de los ciudadanos. Lo más frustrante es que estas medidas podrían haberse sustituido por otras sin un impacto tan negativo (ah! y recuerden los 212.000 de la banca).






 





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